Aunque me encanta la cerveza, no fui a Plzen (también conocida como Pilsen) solo por la birra. Uno de mis hobbies es correr y me gusta hacerlo en cualquier sitio. Mejor aún si es por montañas o bosques, en plena naturaleza. Y Plzen, a pesar de ser conocida por el líquido dorado es mucho más que eso. En el oeste checo, muy cerca de Karlovy Vary a poco más de una hora de Praga y rodeada de parajes naturales preciosos se alza majestuosa, la cuarta ciudad checa más poblada, con cerca de 170.000 habitantes.

Lago Bolevec, a pocos metros de la salida y la meta de la carrera
Desde Praga es muy sencillo y barato viajar en autobús o en tren a Pilsen y el trayecto es bastante corto (80km, menos de una hora). También puede valer la pena esta excursión de un día si viajáis a Nuremberg (a 200km de distancia) o incluso a Munich (a 285km).

Náměstí Republiky (Plaza de la República)
La Plaza de la República, en pleno casco antiguo, es parada obligatoria. En ella se encuentra el ayuntamiento renacentista del siglo XVI, la columna de la peste, del siglo XVII; varias casas señoriales, y lo más importante: la Catedral de San Bartolomeo.

Catedral de San Bartolomeo
Además en la plaza destacan tres fuentes modernas de color dorado, que en el momento de su instalación en 2010 dieron mucho que hablar a sus vecinos por ser de un estilo totalmente distinto al de la plaza.
Si tienes tiempo en Pilsen debes de visitar la fábrica de la cerveza Pilsner Urquell, que en 1842 dio nombre a la cerveza tipo Pilsener, al elaborar este tipo de cerveza rubia tan rica.
Tan buena opción es la visita al museo de la Cervecería (Pivovar Muzeum), no muy lejos de la plaza. La entrada a este Museo, por un precio no demasiado alto, incluye una cerveza en la famosa cervecería que hay en el mismo edificio.

Figura del museo de la cerveza
Si no os interesa la cerveza, por suerte, Plzen es una ciudad repleta de monumentos arquitectónicos. También a un paso de la Plaza de la República se encuentra la Sinagoga.

Gran Sinagoga de Pilsen
La Gran Sinagoga de Pilsen es la más grande de Chequia, la segunda de Europa y la tercera del mundo. Tiene una capacidad de hasta 2.000 fieles en su interior, fue construida únicamente gracias a donativos voluntarios de la comunidad judía en 1888–1892. En la actualidad, dada la poca afluencia de feligreses, se usa para organizar eventos culturales, como conciertos o exposiciones.
Ahora solo queda venir a esta bonita ciudad y disfrutar de sus pubs y cervecerías, de sus paisajes, de sus museos, y de su arte y cultura. Como diría un auténtico checo: Na zdraví! Salud!
