¡Alillachu! Así me recibió Perú, pues significa “hola” en lengua quechua, un vestigio que sobrevive como puede desde tiempos de los Incas. Aunque en Lima nadie la habla tuve la suerte de encontrarme con una mujer que si lo hacía…Venía del sur y me dio valiosos consejos, sobre la comida y llevar cuidado con mi equipaje, ¡parecía mi madre peruana pero de 65 años!
De la capital de Perú puedo decir que es una ciudad que satura, ruido, velocidad, tráfico que se desborda y un montón de gente que hace vida en la calle, vendedores de helados, bebidas y comidas.
De buena mañana salí para ver un museo que se encuentra cerca de donde me acogían la primera noche, se trataba del Museo Larco (Museo Nacional de Arqueología). Conseguí que me hicieran una rebaja de 12 soles a 5 (algo más de 1 euro), por llevar el carnet de estudiante universitario ¡¡Siempre hay que llevarlo encima!! La colección no estaba mal, pero creo que me había hecho demasiadas expectativas.
Aún así, había buenas reconstrucciones de ambientes, una amplia gama de cerámicas y una impactante sala con cráneos deformados, tal como hacían a muchos niños del imperio Inca.
Después de eso decidí caminar hasta el Centro Histórico, allí se en encuentra la Plaza de Armas de estilo colonial rodeada de importantes edificios (La Catedral de Lima, el Palacio Arzobispal y el Palacio de Gobierno). Pero lo que más me gusto es tener la suerte de haber llegado a las 12:00 cosa que hizo que me topara con el cambio de guardia, nada que ver con lo que estamos habituados por Europa y mucho menos con lo que se puede ver por Londres. Aquí había mucho más ritmo y mucha más música. La única pega es que de haberlo sabido me hubiera acercado antes, por que estaba abarrotado de turistas.
El ritmo no acababa aquí y mi suerte suerte me volvió a acompañar cuando me sorprendí rodeado de mujeres y hombres vestidos a la manera regional interpretando sus bailes. Habían venido del sur, del departamento de Moquegua para representar sus danzas, tuve mucha suerte, estuve en el lugar y en el momento exacto.
Cerca de la Plaza de Armas se ubica el monasterio de San Francisco, famoso por exhibir en su interior cientos de calaveras. Puedes seguir y encontrarte con la Plaza de Simón Bolívar y si continuas un poquito más entras de lleno en el bullicioso mercado de Lima que entronca con el abarrotado barrio chino, barrio que se originó debido a la emigración de este colectivo. Allí pare a descansar y tomar algo, un trozo de pizza y un vasito de Inka Cola (gaseosa de color raro y sabor aun más extraño) por 3 soles, o lo que es mismo menos de un euro.
Siguiendo con la ruta nos vamos acercando a la periferia, y empiezo a ver de nuevo esas casas que he visto desde el avión, casas hechas solo de ladrillo o pintadas de colores muy llamativos. Me acuerdo de por que estoy aquí, y empiezo a ver a esos niños que no van a la escuela, que se ganan la vida trabajando vendiendo cualquier cosa en los semáforos. Se acaba mi visita a Lima y con ella la mirada del turista. Ahora me espera el Perú de la periferia, mañana más de 12 horas de bus, destino a la realidad de un país en vías de desarrollo.
Por Txus.
Pingback: ¡Hazte con todos! | Por muy poco dinero
Pingback: Una palabra que me da miedo | Por muy poco dinero
Pingback: El desencuentro: Cajamarca | Por muy poco dinero
Estimada Danna, que bonito que describes mi Perú a pesar de todo lo que has vivido, espero que estés bien un saludo a la distancia.
Cesar Bravo.
Me gustaMe gusta
Hola, no soy Dana, soy su compañero de voluntariado, pero gracias por leer el blog y me alegro de que te haya gustado! un saludo!
Me gustaMe gusta
Pingback: Expedición Huamán | Por muy poco dinero
Pingback: Cuzco, centro del universo | Por muy poco dinero